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Walsh y Urondo, símbolos de compromiso

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Las vidas de Francisco “Paco” Urondo (1930 – 1976) y Rodolfo Walsh  (1927 – 1977) seguramente no se hayan cruzado de casualidad. Los primeros años en que transitaron y conformaron su carrera, se dieron paralelamente donde Paco se desarrolló como novelista (Los pasos previos), cuentista, dramaturgo y ensayista (Veinte años de poesía argentina) y Walsh como periodista, escritor, dramaturgo y traductor argentino quien en el año 1957 hace pública su denuncia sobre los fusilamientos clandestinos en el basural de la localidad de José León Suárez a través de diversos artículos que, luego, darían vida al libro “Operación Masacre”.

Su fervor militante y político hizo que en el año 1968,  donde el gobierno de facto de Onganía que había derrocado a Illia dos años antes estaba en su etapa clave, ambos se vincularan al Movimiento de Liberación Nacional (MALENA), grupo político de la llamada Nueva Izquierda compuesto por militantes vinculados al Ejército de Liberación Nacional, otros provenientes del Partido Socialista, y representantes del peronismo de izquierda. El contexto político y social que Cuba estaba atravesando hacía ya algunos años generó una comunión aún más fuerte entre los escritores que compartieron varios viajes y reuniones.

A mediados de 1970, Walsh comenzó a relacionarse con el Peronismo de Base, brazo político de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y Urondo se une a la organización guerrillera FAR. Tres años más tarde sus ideas se juntan para escribir en el diario Noticias junto a Horacio Verbitsky, Juan Gelman y Miguel Bonasso, entre otros.

Si expresáramos que la muerte los encontró, estaríamos mintiendo; fue un acuerdo mutuo entre el fin de la vida y la conciencia de cada uno. Los ideales, principios y, por sobre todo, el orgullo primaron a la hora en que Paco decidió quedarse en el auto para morir de dos balazos en la cabeza (años después se comprobó que no había ingerido la pastilla de cianuro) ese 17 de junio de 1976 en Guaymallén, en un combate donde Alicia Rabboy, su esposa, fue secuestrada y continúa aún desaparecida, y Angela, su hija, sobrevivió.

El 25 de marzo de 1977, un día después de fechada su Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar, múltiples versiones afirman que Walsh se encontraba cerca del cruce de las avenidas San Juan y Entre Ríos, en Buenos Aires luego de enviar por correo los primeros ejemplares de la carta en un buzón de Plaza Constitución cuando un grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada le dio la orden de entregarse pero el escritor y periodista se resistió con el arma que llevaba y fue herido de muerte.

El destino decidió unirlos para compartir sus ideas y su incansable militancia y hacer del papel un medio para transmitirlas de manera ferviente. Se convirtieron, a través del puño y letra en símbolo de compromiso y orgullo nacional.

Iriarte Julieta

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Foros nacionales hacia una agenda de cultura digital en Argentina

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Gestores, empresarios, investigadores, académicos, instituciones y organismos públicos debatirán desde mañana y hasta el jueves en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires la cuestión de la cultura digital en su dimensión global, que incluye lo económico, social, regulatorio y tecnológico, para incorporar este tema en la agenda de nuestro país y de la región.
Desde mañana se desarrollarán los primeros “Foros de cultura digital, hacia una agenda para la cultura digital en Argentina” con el objetivo de “tomar globalmente la problemática de la cultura digital en su conjunto”, definió Rodolfo Hamawi, director nacional de Industrias Culturales en diálogo con Télam.
Estos primeros Foros se plantean como una experiencia inicial que luego se replicará a lo largo y ancho del país para “abrir un debate, incorporar actores a la discusión y fijar una agenda de problemas y tareas en este momento de transición que vive el mundo con la irrupción de lo que se denomina cultura digital, y que el Estado debe tener en cuenta para enfrentar en los próximos años”, explicó Hamawi.
Divididos en cuatro nodos, que responden a los diferentes sectores del concepto integral de cultura digital, los encuentros parten desde la premisa que “estamos ante un fenómeno de gran concentración y ante el gran riesgo de que nuestras producciones no tengan posibilidad. Por eso, aunque la tecnología va mas rápido que las decisiones políticas nosotros no podemos mirar como esto se desarrolla pasivamente”.
De ahí que poner en discusión este concepto, explicó el funcionario, responde a que “hay una trasferencia de la forma de producir cultura, en donde buena parte de la producción analógica -libro, disco, la película en formato físico- empieza a ser producido y consumido a partir de Internet con ventajas como la posibilidad de acceso a la cultural pero al mismo tiempo con otras a resolver”.
Algunas de esas variables a repensar son el acceso y la brecha digital que se genera ante el avance de internet. “El tema digital nos obliga tener una agenda de incorporación de la población a este recurso”, indicó el funcionario.
En ese sentido, Hamawi explicó que nuestro país “está haciendo aportes importantes para achicar esa brecha con los programas de Argentina Conectada, Conectar Igualdad, TVA, entre otros, que al mismo tiempo implica una forma de alfabetización digital”.
Una segunda variable de análisis que viene es “la tensión entre el acceso a contenidos culturales y el derecho de los productores a recibir una remuneración por esa producción. En Argentina por la venta de libros, música y butacas de cine se recaudan aproximadamente 3.000 millones de pesos al año, mientras que en Internet por conexión domiciliaria alcanza los 9.000 millones. Acá hay una transferencia de recursos de un sector a otro”.
Por otro lado, hablar de cultura digital es también hablar de una dimensión social: “Tenemos que discutir cómo nosotros trabajamos la incorporación de nuevos sectores de la población al disfrute de estos bienes culturales”, algo que desde la Secretaría de Cultura en conjunto con otros organismos estatales viene trabajando en experiencias como la Plataforma Argentina de Música (PAM) y el Portal de Libros Universitarios Argentinos (Plua).
En ese sentido, Hamawi puntualizó que “hay que lograr que nuestras producciones tengan visibilidad en ese inmenso universo que ofrece Internet”.
Y esto a la hora de pensar una agenda nacional hacia la cultura digital va de la mano del aspecto legislativo y regulatorio, porque, señaló el funcionario, “cada vez se concentran más las empresas distribuidoras de contenidos, casi todas radicadas en Norteamérica”.
Por eso, prosiguió, “tenemos que garantizar visibilidad de nuestra producciones y también una neutralidad de la circulación, que no haya mayor visibilidad de un producto a partir de un acuerdo comercial”.
Es lo que se denomina “neutralidad en la red” y en Argentina ya se vienen desarrollando varios proyectos de ley para aplicarla porque es esencialmente democrático “que todos los contenidos circulen con la misma velocidad y posibilidad de ser consultados”, precisó Hamawi.
En un intento de cara al futuro y también del presente, estos primeros Foros, que contarán con la presencia de especialistas de diferentes sectores de la cultura y la comunicación, se plantean como una instancia de debate, reflexión y puesta en común para pensar una agenda de cultura digital en nuestro país y “proponer normativas más justas en pos de la inclusión social”.
La idea, redondeó el funcionario, es “que desde el gobierno nacional junto con académicos, productores, pueda trazar un mapa, anticipar escenarios de manera de tener formas legislativas y de regulación de un sector, que como cualquier sector económico si no hay participación de lo público tiende a la concentración y exclusión”.
Desde mañana y hasta el jueves en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, avenida Córdoba 2122, los primeros “Foros de cultura digital, hacia una agenda para la cultura digital en Argentina” organizados por la Secretaría de Cultura, serán el punto inicial para debatir en conjunto en términos globales -esto es desde su dimensión económica, legislativa, social y económica – la cuestión de la cultura digital en Argentina y la región.

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TANTO FUEGO

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Las velas, ardiendo en las manos, iluminan la noche que encapota el cielo de la Patria. Como si el calendario se empecinará en hacernos recordar, como si no nos bastara con la memoria que nos palpita ante el sonido imborrable. Las tres letras mundiales de tu nombre, Eva. También los vientos, traen coplas y aires de revolución.

El 26 de julio es una de esas fechas donde los eventos parecen alinearse. El encuentro en Guayaquil de José de San Martín y Simón Bolívar y el ataque al Cuartel Moncada por parte del grupo liderado por Fidel Castro en lo que sería el primer paso hacia la revolución cubana también coinciden en el capricho del almanaque. Como si fuera poco, un hombre del campo popular como Roberto Arlt, que desde las letras marcó el rumbo del porteñismo mejor entendido, partió también en 1942 lejos de sus asfaltos y empedrados para tejer su anecdotario entre gárgolas y nubes.
Pero sin lugar a duda, resuena hasta hoy en nuestros oídos la campana de las 20.25, horario en que la jefa espiritual de la Patria pasó a la inmortalidad. ¿Por qué cuestión la figura de Evita nos atrapa pese a los años? ¿En qué rincón de nuestra memoria emotiva alojamos las acciones de nuestra abandera de los humildes hasta hacerla eterna en la historia? Las respuestas definitivamente no son pocas ni seguras. Pero pongamos el alma en la tinta para ver si entendemos la razón de nuestra vida.
Eva Duarte de Perón, más bien Evita, integra el podio de los íconos internacionales de la justicia, la igualdad y la revolución. Es la síntesis de la identidad argentina. Es nuestra, política y culturalmente nuestra. Con rodete o cabello al viento, su figura solo puede ser comparada con la foto del Che, Ernesto Guevara, retratado por Alberto Korda; o con Lenin o Mao. El peronismo es más que nunca, el hecho maldito del país burgués. Y en esa premisa, Eva es la que lleva la bandera bien alto.

“Nunca la pureza tuvo más identidad
que en su bello nombre
Su ternura sigue creciendo
y contiene la misma rebeldía”,
dice Alfredo Carlino en La Muchacha del 17.

¿Por qué? Simple razón que la razón del cipayismo entreguista nunca entenderá. Perón y Evita, que se dicen juntos y unidos son invencibles, son el emergente político de la necesidad de un pueblo organizado. Él mismo que clamó por su líder desde la garganta hasta las patas para dejarlo allí, empotrado en la figura celestial de los que aman y luchan por la Patria. El mismo pueblo que hizo (si, hizo) que Evita fuera abanderada. Porque solo se es por la conjunción exacta de lo que es con lo que los demás hacen de uno. Eso fue Eva y su pueblo. Una amalgama justa y libertaria que sigue ardiendo a pesar de los años.
Su militancia por los derechos de las mujeres, su estrecho lazo con los trabajadores, la ayuda social para combatir la pobreza, su acción solidaria de transformación social en toda la Patria. Su legado es inalcanzable en palabras, inabordable desde las categorías del esqueleto oxidado de las estructuras tradicionales. Fue amor y nada más.
Y en pleno invierno, se nos hizo eterna. 33, como Cristo. La redención de todos en el cuerpo de uno. A partir de su figura, la justicia y la igualdad dejaron de decirse para hacerse, con la política bien firme como ladrillo, cemento y motor. Construyó desde, con y por la consideración de la política como método de expresión social, de transformación, de épica revolucionaria. Su figura nos encandila, sus palabras nos emocionan, sus gestos nos ejemplifican. Quienes abrazamos la causa del pueblo, de la Patria Grande, de la solidaridad confluida entre hermanos, encontramos en Eva Duarte de Perón el espíritu de una gesta en la que se nos va, como mínimo, la vida.
Recordarla se nos vuelve obligación. La llama de su victoria seguirá encendida pese a las traiciones de los mezquinos. Su espíritu arderá en los corazones de los humildes, invicta y eternamente nuestra. Será imposible apagar tanto fuego.
Por Santiago Carreras