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Que todos seamos Susana

Por Julieta Iriarte
Un día que pudo haber sido otro de los tantos más comunes de su vida, la transformó íntegramente y a la sociedad argentina aún más. Tal vez ya había encontrado su objetivo en la vida, y a lo mejor lo había cumplido también, pero el destino la sorprendió y le jugó una mala pasada.
La fuerza y lucha de Susana Trimarco, madre de Marita Verón quien fue secuestrada en 2002 por una red de trata de personas, se materializó nuevamente al entregársele el Premio Rodolfo Walsh a la Comunicación Popular por parte de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata.
A partir del día en que su hija desapareció, Trimarco comenzó su búsqueda por todos los caminos posibles (e imposibles también). Conoció esos lugares que tienen “la lucecita roja en la puerta” , descubrió una realidad que le era ajena y decidió ponerse al hombro no sólo lo sucedido con su hija sino lo que padecen miles de chicas a lo largo y ancho del país.
Acompañada por la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y la decana de la institución Florencia Saintout, Trimarco dijo “una lucha termina y comienza otra todos los días, por eso lucharé contra las mafias, por democratizar la Justicia y para que no existan más víctimas como mi hija”.
Las amenazas de muerte, los oídos sordos (y hasta cómplices) de ciertos funcionarios, las preguntas de su nieta Micaela sobre dónde estaba su mama no la tumbaron, la llenaron de fuerza y valentía para la lucha del día. Así, logró rescatar a más de un centenar de mujeres que se encontraban privadas ilegítimamente de su libertad a quienes les brindó su casa, la cama de sus hijos y la ropa de Marita.
1185956_162854923918602_441426308_nCon la llegada a la presidencia de Néstor Kirchner, Susana Trimarco encontró la ayuda Estatal y moral que tanto necesitaba. “Néstor Kirchner fue el primer presidente que me ayudó, me escuchó y ahora Cristina me brinda su apoyo en la lucha por mi causa y por la de tantas chicas más. Por eso llevaré siempre a Néstor en mi corazón”. Durante el primer gobierno kirchnerista se abrió la Fundación María de los Ángeles donde se reciben denuncias y se asiste a las víctimas de trata, e inauguró el primer refugio especializado para víctimas de trata. “Con el dolor de las madres no hago política” le dijo una vez Néstor kirchner.
Fue a partir del año 2008 que tanto la sociedad como la justicia comenzaron a debatir y reflexionar acerca de la trata de personas al punto de sancionarse una ley respecto a esta situación que no conoce límites territoriales. A nivel nacional y provincial, cada ministerio tiene una dependencia especializada en este delito.
Trimarco señaló que lo que se hizo fue mucho pero todavía falta y destacó que “el próximo paso es trabajar para que no haya clientes, hablar más de la temática y ver la manera justa de que quienes consumen no vayan a los prostíbulos”. Una tarea sumamente difícil que, gracias a Dios (como ella agradece), no llevará adelante sola ya que a lo largo de estos años de intensa búsqueda aparecieron muchas personas que le alivianaron la carga que lleva sobre sus hombros.
Ella incentiva a no callar, a no tenerle miedo a nadie; sus ojos son el fiel reflejo de que su labor es a sol y a sombra. Mucho se escribe y se dice de Susana Trimarco y Marita Verón. Muchos hablan sobre la trata de personas, otros prefieren no hablar. No son pocos los que son cómplices pero son más los que luchan por desenmascararlos. Se opina, bien y mal, a favor y en contra; se debate, se lucha, se cae y se vuelve a levantar. Cualquiera puede ser Marita pero no hace falta que pase nada para que todos seamos Susana.